Me parece legítimo y nada injusto tirar contra la pared al 2020
Editorial: Hemos tirado a la basura el 2020 y hemos puesto el 2021 en un lugar de completa preferencia necesitamos quererlo sin nacer
El 2021 son los besos que no hemos podido dar, los abrazos que se han quedado al aire, las canciones que no bailamos en las plazas de los pueblos, la nómina que llega a final de mes y te permite mirar con orgullo a los tuyos.
AGENCIA MANACORNOTICIAS 01/01/2021 - 10:43:49
Luego está el dinero, de los 140.000 millones de euros que nos llegan de Europa, pedir control a las comunidades autónomas y ayuntamientos y lanzar ideas que coincidan con los postulados de todos para la interés general.

Editorial: Ha desaparecido del mapa el año 2020, nunca un año fue tan maldito y odiado. En un pueblo de Vitoria habían hecho expresamente copas de vino y cuando terminaron la comida todos ellos los tiraron a la basura junto a todo lo que recordase al 2020. se terminaron los adjetivos con este año. Unanimidad como nunca contra el. Se pasó en febrero a estar en el confort de la calidad de vida, seguridad económica, futuro estable, poder pagar los numerosos y cuantiosos impuestos; a quedarnos sin nada, con incertidumbre, incerteza, oscuridad, ninguna liquidez.

Me parece legítimo y nada injusto tirar contra la pared al 2020 y quemar su figura para que no quede ni rastro. Ha significado muchas tristezas, traumas, indigencia, dudas, distancias. Por eso ayer de manera especial lució el 2021 varias horas antes de terminarse el año. Es normal que se le quiera incluso sin haber nacido. No viene con un pan debajo del brazo, pero anuncia varias vacunas y antídotos que harán posible frenar esta sangría. Según expertos para finales de verano comenzarán a despejarse los nubarrones de nuestras vidas y saldrán amaneceres llenos de futuro.

En un pueblo de Vitoria habían hecho expresamente copas de vino y cuando terminaron la comida todos ellos los tiraron a la basura junto a todo lo que recordase al 2020.

2021 está cargado de contagios y la presidenta Armengol tan asustada está que valora el confinamiento casi completo. En Mallorca y sus pueblos los contagios superan lo impensable. Se ha perdido la ruta, los rastreadores no pueden hacer su trabajo (hace semanas que necesitan refuerzos y no llegan). Mientras somos los más infectados de España, nos llegan las máquinas de las vacunas, posan personas de edad en las residencias, comienzan a vacunarse a sanitarios de primera línea y se mezcla este duro presente con el futuro que viene y que China lo ha superado, porque hacen vida como nosotros antes del 14 de marzo de 2020.

En el Hospital de Manacor que se encarga de los enfermos del COVID-19 de una veintena de poblaciones hay de media en las habitaciones sobre 20 a 22 y en la UCI entre 3 y 5. Una media total de entre 20 y 25 residentes y usuarios por lo menos la última semana. Siguen las visitas en el centro de aquellas personas que tienen otras patologías. Están en marcha los especialistas, los quirófanos. Siguen firme el Hospital de Manacor a pesar de los momentos difíciles que padecemos. Nos agarramos a los palotes de 2021 como un clavo ardiendo porque otra temporada igual que esta no la aguanta ni el más potente y con caja fuerte propia.

El 2021 son los besos que no hemos podido dar, los abrazos que se han quedado al aire, las canciones que no bailamos en las plazas de los pueblos, la nómina que llega a final de mes y te permite mirar con orgullo a los tuyos. Los encuentros con amigos del alma que forman para de tu ADN. Aquellas visitas a tus padres y saber que están ahí y que buscan ansiosos el encuentro con sus nietas y nietos. El 2020 nos ha prohibido viajar, y que nosotros veamos la llegada de aviones desde todos los rincones del mundo. 2021 necesita la protección de nuestro paisaje, Mallorca no es un estercolero, ni un basurero, la roqueta es la isla más bonita del mundo y hay que amarla y quererla de verdad.

Vamos a lo nuestro, si el 2021 será el principio de muchas cosas buenas, habrá que decorarlo bien, ponerlo en un lugar de preferencia, que destaqué de los demás paisajes de la vivienda, mirarlo de vez en cuando de poner rumbo a su éxito. Quiere decir esto que la distancia, manos limpias y la mascarilla son preceptivos y obligatorios. Vacunarse para sumar el 60% necesario y doblegar al bicho por mayoría. Eso es lo básico. Luego está el dinero, de los 140.000 millones de euros que nos llegan de Europa, pedir control a las comunidades autónomas y ayuntamientos y lanzar ideas que coincidan con los postulados de todos para la interés general.

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