Estamos en el ecuador del encierro, aseguran los expertos, piden paciencia.
Editorial: Tenemos que saber sin duda alguna quién ha provocado esta desgracia, la ruina de la civilización, la aniquilación de semejantes
Quien nos lo iba a decir a nosotros hace 26 días que se iba a parar el mundo. Que nos prohibirían ir a trabajar, que todos los hoteles del planeta cerrasen sus puertas, que los aviones permanezcan en los aeropuertos.
AGENCIA MANACORNOTICIAS 09/04/2020 - 06:57:37
Que se han hecho los dueños del mundo, que han comprado las empresas estratégicas, que pagan el petroleo a precio de saldo (ellos no tienen), con la enfermedad a traición y sus resultados, es normal las sospechas.

Editorial: Quien nos lo iba a decir a nosotros hace 26 días que se iba a parar el mundo. Que nos prohibirían ir a trabajar, que todos los hoteles del planeta cerrasen sus puertas, que los aviones permanezcan en los aeropuertos sin subir a los cielos, que las economías de los estados más importantes quebrasen, que las fábricas de coches se reconviertan y terminen haciendo de todo menos utilitarios. Que un microscopio virus llegado de la lejana China convirtiese a ese país en la primera potencia económica del universo habitado y cercano.

Me decía un persona de mucha edad, pero más sabía que muchos de los denominados cualificados, en la cola del supermercado, “como puede ser a estas alturas del siglo XXI que padezcamos enfermedades que maten a millones de seres y detenga la bola terráquea, cuando el progreso era ir adelantado a todo muchos años”. Seguía, “todo parece preparado para quitarnos del medio a los viejos, un virus que casualmente les pega más a los entrados en años, aquí hay premeditación, alevosía, nocturnidad, y sobre todo no habernos protegido antes, es una confabulación”.

Es normal que varios presidentes de algunas naciones, incrédulos, no se creyesen al principio que debían encerrar a sus ciudadanos en casa, que había que parar su economía por completo. Luego han dado órdenes diferentes.

Te quedas helado, yo también me pregunto que ha pasado aquí y en todos los lugares de los cinco continentes están sorprendidos. Es normal que varios presidentes de algunas naciones, incrédulos, no se creyesen al principio que debían encerrar a sus ciudadanos en casa, que había que parar su economía por completo. Luego han dado órdenes muy nítidas de copiar a sus semejantes porque las funerarias no sabían donde enterrar a los miles de muertos. El drama no tiene precedentes. Se está afrontando lo sucedido sobre la marcha, improvisando.

Familias separadas, personas que han tenido que se repatriadas, sanitarios que se han infectado porque les ha pillado el virus en mangas de camisa, sin equipamientos, sin ninguna estructura, y sin protección alguna. Fuerzas de seguridad invadidas por un bicho mortal. Las versiones son muchas, alguien me comentó que los chinos no solo han diseñado el coronavirus, además tienen el antídoto, la vacuna.

Que se han hecho los dueños del mundo, que han comprado las empresas estratégicas, que pagan el petroleo a precio de saldo (ellos no tienen), con la enfermedad a traición y sus resultados, es normal las sospechas. Tendrán que demostrar que la Tercera Guerra Mundial es un descuido de consecuencias incalculables para la civilización, no una estrategia de poder.

Estamos en el ecuador del encierro, aseguran los expertos que para no tirar todo el trabajo realizado hasta ahora por el retrete, debemos permanecer en casa todo el mes de abril y hasta finales de mayo. Que nos tenemos que preparar para un maratón de subsistencia. Para el gran hermano del coronavirus. Hoy pide el presidente permiso hasta el 26 de abril y volverá a pedir otra prórroga 15 días más, hasta mediados de mayo. Luego será el momento de ir soltando la mano con las medidas preceptivas y condicionadas para realizar un trayecto que evite nuevos contagios. Hay que interiorizar la convivencia con el virus hasta la llegada de la vacuna.

Como decía al principio estamos a cuadros, incomprensible, increíble, inadmisible, inaudito, inconcebible, para no creerlo. Los niños separados de sus abuelos, los hermanos cada uno en su domicilio, los garajes cerrados, los servicios de mantenimiento inexistentes. Nada importa, las profesiones de éxito almacenadas, arrinconadas, en cuarentena. Toda la creatividad y energía encadenadas. Tiempos de lírica, creación, música, poesía, lectura, imaginación, arte. Algo aprenderemos de este contratiempo, un sopapo de realidad en todo el cuerpo. Que fatalidad, que maldad.

Mi dice una amiga que habrá que pedir explicaciones a alguien y responsabilidades, los dirigentes chinos y autoridades sanitarias de ese país deben comparecer en los organismos mundiales y aclarar todo. No se puede volver a repetir un asesinato en masa, la desaparición de la sociedad del bienestar. La liquidación de la civilización. Ahora la urgencia es evitar más muertos, pero como tenemos mucho tiempo para pensar nadie nos quita lo que está en el horizonte, quién ha provocado esta desgracia, la aniquilación de sus semejantes. Rafael Gabaldón San Miguel.

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pep riera
cada dia te leo, mi aplauso, referencia esta web
fernando montero moran
hola rafael.yo creo que no vas encaminado esto podria ser una de las opciones para poder tener el control demografico y financiero mundial. piensan a lo grande jugando a ser dios sin importarles nada ni nadie estamos en una encrucijada y ellos quieren ser los amos decidir quien si y quien no por desgracia esa es mi opinion